Las tijeras

Contexto de la situación: 

Una mañana fría del mes de diciembre, en la clase de matemáticas se pidió que usaran las tijeras para recortar unas tarjetas del libro de texto oficial, con el propósito de llevar a cabo un juego para la ubicación de los signos de + y -. 

Relato de lo ocurrido: 


Después de la explicación de la actividad acerca del recortable, Julián buscaba sus tijeras una y otra vez en su mochila, debajo de la mesa, a los lados. La profesora lo observaba y cuestionó “¿no encuentras tus tijeras?”; Julián no contestó (constantemente hace caso omiso a las preguntas que se le hacen, ya sea de la profesora o de los compañeros). La docente lo dejó un momento más para ver si encontraba lo que buscaba; nuevamente cuestionó: “Julián, ¿Ya las encontraste?”; el niño volteó y con la cabeza dijo que no. Ya eran las cuartas tijeras que había perdido. Una vez una compañera le regaló un estuche completo que también incluía tijeras; en otras ocasiones rápidamente se le proporcionaban (por sus compañeros o la maestra). Hoy no. La profesora le llamó la atención, le dijo que no tenía que perder sus materiales, que por favor cuidara todo lo que se le proporcionaba; luego replicó “y ahora ¿qué vas hacer sin tijeras?, ahora no te voy a prestar porque no tengo ningunas y tus compañeros están ocupando las de ellos, nadie te va a prestar”; él agachó su cabeza, pasaron unos minutos, pidió permiso para salir al baño, tardó un poco más de lo acostumbrado y regresó cabizbajo, en eso llegó su hermano mayor solicitando permiso para que saliera Julián, traía unas tijeras en la mano, el niño había ido a buscarlo para que le prestara unas, la profesora se dio cuenta de lo que había sucedido y le dijo, “pásate chulo, dale las tijeras”, de inmediato cambió la carita de Julián y empezó a recortar lo indicado.

Aprendizaje: 

En ese momento la profesora se sintió conmovida por lo que observaba en el niño y por no haberle conseguido otras tijeras, la verdad quería darle una lección para ver si podía conseguir que se hiciera responsable de sus cosas.

Al término de la jornada de trabajo, cuando los niños ya se habían retirado, la profesora organizaba sus cosas en el salón, mientras tanto platicaba con Lucy la intendente del Colegio, ella le comentó que había visto a Julián llorando en las escaleras, que buscó a sus hermanos para pedirles tijeras, uno simplemente le dijo que no tenía, Pablo el mayor, se las consiguió con otros compañeros, al escuchar estas palabras de Lucy, la profesora se sentó con tristeza reflexionando que ¿cómo se le puede exigir a un niño que no está acostumbrado a tener un poco de orden ni en su casa, ni a ser responsable de sus propias cosas, que no ha tenido una figura materna, ni paterna quien le pueda enseñar y apoyar en su educación?...

Al siguiente día Julián llegó sin suéter, la profesora gustosa de verlo le dio un fuerte abrazo y le prestó un suéter. “¿Cómo amaneció mi niño?”, y como ya es costumbre, no contestó.

Recomendaciones:



Exigirle al alumno paulatinamente conforme pasa el tiempo, mientras él aprende cómo son los requerimientos dentro del aula.

Maestra María Luisa

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