¿Y los nietos de doña Cuca?

     Agosto 18, primer día de clases. Todos los niños habían llegado. ¿Todos? No. Realmente no. Estuve buscando desde la entrada a ver si veía a los 4 hermanos, los "hijos" de doña Cuca (ella así les llama, aunque son sus nietos), y no, no llegaron. Esperé un poco más. Como a las 11:00 a.m. me comuniqué a su teléfono (tiene un celular muy viejito que le sirve para recibir llamadas). Me contestó Sofía, otra nieta de doña Cuca.
Los cuatro nietos de Doña Cuca 
Pablo, Uriel, Noé y Fátima (de izquierda a derecha)

- Hola Sofía. Soy el maestro Santiago. ¿Está doña Cuca?
- Sí está, maestro- y me la pasó al teléfono.
- Hola doña Cuca. Hablé para preguntarle por qué no vinieron sus nietos a la escuela.
- Maestro, me da mucha pena. Lo que pasa es que no vamos a tener dinero para comprar los uniformes ni los útiles- me contestó doña Cuca.
- Doña Cuca. Acuérdese que el día que le hicimos la invitación le dijimos que le íbamos a ayudar con todo. Aquí tengo unos uniformes que nos han dado algunas familias; nosotros les daremos los cuadernos y útiles escolares, lo que les haga falta, y les conseguiremos los libros. ¡Los estamos esperando con mucho gusto!
- Bueno maestro. Ahorita los envío.

     Una media hora después llegó únicamente Pablo. Lo recibí con mucho gusto. Le pregunté por sus hermanos, pero realmente su abuela lo había enviado a ver si era cierto lo que les habíamos prometido (quizás están acostumbrados a tantas promesas no cumplidas, pensaba para mí).

 - Mira Pablo- le dije. Yo sé que tu abuela no va a poder comprarles lo que necesitan. ¿De verdad tú quieres estar aquí en el Colegio?
- Claro que sí- me contestó.
- Pues entonces ve y dile a tu abuela que los esperamos a los cuatro. Que aquí tengo uniformes, que les conseguiremos cuadernos. Vean qué útiles tienen ustedes y lo que les haga falta trataremos de apoyarlos. ¿Cómo ves?
- De acuerdo, maestro-.
- Pues ve pronto. Aquí los espero.

     Pasó el tiempo y al no verlos llegar, pensé que no vendrían. Eran las 13:30 hrs, todos los alumnos salían de clases y ellos no llegaron. Al rededor de las 14:00 hrs me disponía irme a la casa, cuando en ese veo venir a los 4 hermanos.
-¿Por qué tardaron tanto? Pensé que ya no iban a venir- les pregunté.
- Es que los metí a bañar a todos- contestó Pablo, el mayor de los 4.

     Ese día, gracias a la generosidad de las familias, pudimos darles uniformes a cada uno. Confieso que no eran nuevos, pero la mayoría estaban en muy buen estado. De todos los 14 niños "Montagne", para mí, eran los que vivían la situación económica-familiar más complicada, y a quienes más debíamos apoyar.

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