¿Y por qué no? (1.2)
Días más adelante le comentamos al director (el H. Chalo Castillo) la inquietud de Pablo, y su respuesta fue otra pregunta "¿Y por qué no? Vamos buscando la manera". Y habiendo hablado también con el coordinador académico, nos dejaron la tarea de hacerles llegar la invitación a varias familias. "Vamos a ver si podemos reunir unos 40 niños". En un principio se pensó en niños de preescolar y primaria, exclusivamente.
Varios días estuvimos recorriendo las calles de Cocula, especialmente las cercanías. A excepción de las familias conocidas, a las que visitábamos por primera vez y les hacíamos la propuesta, nos parecía que nos veían con desconfianza. Alguna persona nos expresó que su esposo les dijo: "Eso te dicen ahorita, pero el año que viene te van a querer cobrar todo...".
Mi esposa Marlene y yo nos dimos a la tarea de volver a visitar a las familias, primeramente a las que ya conocíamos.
La condición: que sean familias económicamente muy necesitadas, que por sus propios recursos no podrían estar en el Colegio.
La propuesta: apoyarlos con la beca total, inclusive con la inscripción.
Si se ve necesario, apoyarlos con el costo de los libros y/o de los uniformes. Si pueden pagar algo, que lo hagan, aunque sea poco a poco.
La propuesta: apoyarlos con la beca total, inclusive con la inscripción.
Si se ve necesario, apoyarlos con el costo de los libros y/o de los uniformes. Si pueden pagar algo, que lo hagan, aunque sea poco a poco.
Estas decisiones las tomamos al pensar los siguientes puntos:
- En una escuela de gobierno deben gastar en útiles, pero no en libros (por lo tanto es probable que ese sea un impedimento = debemos ayudarles si se requiere).
- Deben comprar uniformes; será un gasto extra si ya tenían los de su escuela (si se ve necesario también hay que ayudarles).
Con esos datos, visitamos a las familias que ya conocíamos, y buscamos otras familias que vivieran en situaciones de pobreza.
Algunos padres de familia expresaban sus inquietudes: "Es que los del colegio se visten bien todos los días", "¿No irán a hacer sentir mal a nuestros hijos porque no tenemos dinero?".
Varios días estuvimos recorriendo las calles de Cocula, especialmente las cercanías. A excepción de las familias conocidas, a las que visitábamos por primera vez y les hacíamos la propuesta, nos parecía que nos veían con desconfianza. Alguna persona nos expresó que su esposo les dijo: "Eso te dicen ahorita, pero el año que viene te van a querer cobrar todo...".
¿Cómo podemos cobrarles a los nietos de Doña Cuca, quien ha tomado la patria potestad de sus 4 nietos ya que su madre y su padre literalmente se han desentendido de ellos? ¿Cómo podemos cobrarle a esa abuela que vende chicles en la plaza y todos los días va -o manda a alguien- al comedor de Cáritas por comida que generosamente les regalan? ¿Cómo podríamos cobrarles a quienes sabemos que no nos van a poder pagar? Esas son las preguntas que resonaban en nuestras cabezas al escuchar dichos temores...


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